La mítica  Vía XXIV del itinerario de Antonino, envuelta en un halo de misterio, comienza a desentrañas para nosotros alguno de sus secretos. Durante años, se confundió su trazado con el de la Vía Borbónica que atraviesa el puerto de la Fuenfría, aunque ha terminado por demostrarse por la arqueología, que esta no fue sino un “atajo” de la antigua calzada que ya se hallaba en muy mal estado, construido para acceder más rápidamente al puerto.

Sin embargo, en su tramo bajo, el trazado se perdía entre las nubes de la especulación y el mito. Ahora, gracias a los arqueólogos podemos afirmar, con cierto grado de seguridad, por donde trascurre dicho camino en nuestro municipio.

Tomaremos como punto de inicio el Camino de la Paloma, el cual en otros tiempos, fue llamado “Camino Viejo de La Pontezuela”, por dirigirse a La Pontezuela, hoy conocido como Puente de Santa Catalina o de La Venta, en su reconstrucción del siglo XVIII.  En el inicio del camino, podremos encontrar los restos del arreglo que en el siglo XVI mandó hacer Felipe II; persisten los refuerzos laterales así como una hilada de “picutos” o monolitos de piedra que permitían reconocer el camino cuando este se encontraba cubierto por la nieve. A pocos metros, descubriremos las canteras de granito y de jabre, de las cuales se extrajeron dichos bloques y, durante generaciones, el material que sirvió para hacer transitable este camino.

Pero además, el recorrido, tiene otros atractivos. En la Curva que describe el camino, veremos el MIRADOR DE LA PALOMA: la perspectiva desde aquí es impresionante, ya que, en días claros, llegamos a contemplar hasta El Escorial además de todas las montañas circundantes así como apreciar las sucesivas ampliaciones de Cercedilla, llevadas a cabo a lo largo del tiempo a partir de su núcleo original. En frente, la VILLA DE SOROLLA,  que murió aquí el 10 de agosto de 1923. Su  llegada aquí, se debió a la búsqueda del aire puro y el bienestar de este entorno para la recuperación de su hija, enferma de tuberculosis.

Villa de Sorolla

Descendiendo hacia la Vía del Eléctrico del Guadarrama, encontraremos casi escondida LA FUENTE DEL BOLO, que data del s XIX y está formada por dos piletas contiguas labradas en granito adosadas a la pared de contención- formada por gruesos bloque de sillería- que salva un enorme desnivel.

A continuación, continuaremos por la CALLE PONTEZUELA, la cual aún conserva el topónimo medieval del camino y llegaremos así al ANTIGUO LAVADERO construido, en 1945. Su construcción supuso una mejora en las condiciones de vida de las mujeres de Cercedilla y fue centro de la vida social de las vecinas. Siguiendo el trazado de la vía, descubriremos las VILLAS DE “EL ENSANCHE”. En el Barrio podemos encontrar distintas tipologías de villas de veraneo de los años 30, 40 y 50 cuyos exteriores se configuran con una multiplicidad de torreones, miradores, cristaleras, porches etc., dispuestos irregularmente, que proporcionan siluetas pintorescas, muy al gusto de su época.

La vía sigue su transcurso por el Camino Viejo del Escorial. Otro punto de interés de este recorrido es la VILLA DE LUIS ROSALES conocida originalmente con el nombre vasco de “Gure Kabi”, fue adquirida por el poeta en 1962 y en la que escribió una buena parte de su obra poética. Avanzando en nuestro camino, descubriremos un pequeño mirador desde el que contemplaremos otra perspectiva del municipio.

Finalmente el recorrido acaba en el puente que atraviesa las vías del tren conocido como Puente de La Iluminaria, en el que descubriremos unos pequeños restos de la base de  calzada en el corte hecho por las obras del tren.Quien recorra este camino, descubrirá la pericia de los ingenieros romanos, que diseñaron un trazado que permite salvar un gran desnivel sin apenas esfuerzo, a la vez que disfrutaremos de unas magníficas vistas de Cercedilla  realizando un viaje al pasado de nuestro municipio.

 

mirador de la Paloma